Tras denuncias, JBS promete vacunar a trabajadores en Greeley

Por: Redacción Bocado

Después de nuestra investigación Diario de un Matadero, realizada por la periodista Wendy Selene Pérez, en la cual denunciamos las pésimas condiciones laborales en la planta frigorífica de JBS en Greeley en Colorado, el diario brasileño Folha de S.Paulo informó que los empleados de esa planta recibirán la vacuna contra la COVID-19.

JBS es una de las empresas más poderosas del mundo en materia de procesadoras de carne, y Greeley una de las mayores plantas con las que cuenta en Estados Unidos. La empresa se ha visto envuelta en diversos escándalos. En la actual pandemia por coronavirus, sólo en ese matadero se registraron al menos seis muertes y cerca de cuatrocientos trabajadores infectados. “Somos humanos descartables” resumió una de las trabajadoras sindicalistas en nuestra publicación. Ahora, según lo dicho por Folha, JBS promete vacunar en lo que pareciera una respuesta tardía a una situación que ya tiene demasiadas víctimas en su haber.

Para acceder a la investigación Diario de un Matadero: https://bocado.lat/diario-de-un-matadero/
Para acceder al artículo de Folha de S. Paulo: https://www1.folha.uol.com.br/colunas/painelsa/2021/02/apos-surto-de-covid-jbs-paralisa-fabrica-nos-eua-para-vacinar-funcionarios.shtml

Siga la vaca

¿Puede la cría de vacas ser todo lo contrario a lo que viene siendo? ¿Pueden las manadas volver fertiles los suelos, salvar el clima, ser sinónimo de alimento que no sea cruel ni violento? La ganadería regenrativa asegura que sí. Que aunque escasa –porque no hay tantas praderas como carnívoros- y cara e inevitablemente entonces excluyente hay ahí una oportunidad para no dejar el asado.

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Dame fuego

Soja, minería y, sobre todo, vacas. El agronegocio avanza por Brasil como lava que devora la vida y amenaza con no dejar nada en pie, empezando por Amazonas. En esta historia la agonía tierra adentro de un país que tiene 209 millones de habitantes y 214,7 millones de animales en explotación. Sí: más de una vaca por persona, una cuenta que lo quema todo

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Las cartas envenenadas de Bayer-Monsanto contra México

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cerró 2020 prohibiendo la producción de maíz transgénico y la utilización de glifosato. En estos días una investigación publicada en el diario inglés The Guardian saca a la luz la feroz presión que la industria buscó ejercer en el gobierno en vísperas al decreto.

Por: Redacción Bocado

López Obrador puso fin al 2020 con un decreto en favor de la preservación de la soberanía alimentaria mexicana: prohibió de una vez por todas la siembra y cultivo de maíz transgénico (y el consecuente uso de glifosato) en el territorio mexicano. Así, se estableció el último día del mandato del presidente (31 de enero de 2024) como fecha límite de un período de transición que servirá a México para obtener alternativas que “permitan mantener la producción y resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del país y del ambiente”.

Decretado esto, queda claro que el glifosato Roundup, el herbicida más vendido del mundo, creado por la compañía Monsanto hoy en manos de Bayer, permanece afuera del país. Es un gran desafío para México: el Instituto Nacional de Estadística y Geografía señaló que más de un 60% del territorio de producción mexicano utiliza herbicidas químicos.

Lo que a nadie podía escapársele era que la multinacional que hasta hoy, y pese a la clasificación de posible cancerígeno otorgada por el Centro Internacional de Investigaciones sonbre el Cancer (IARC, OMS),  sostiene la inocuidad de su producto, iba a dar batalla.

Hace al menos un año Bayer lidia con el fallo en contra que emitió la corte estadounidense tras una demanda multimillonaria encarada por usuarios del producto hoy víctimas de cancer. Y parece que ese contexto les ha ayudado a pulir sus argumentos a favor del glifosato, todos plasmados en correspondencias secretas sostenidas entre funcionarios del gobierno de Donald Trump y representantes de esa industria.

El periódico The Guardian expuso el martes por la mañana la correspondencia electrónica de la empresa químico-farmacéutica Bayer Monsanto y del lobby de compañías agroquímicas CropLife America con funcionarios de Estados Unidos que tenía como fin presionar al gobierno mexicano para que no llevaran a cabo el decreto que prohibía el herbicida. Estos e-mails fueron obtenidos mediante una solicitud de transparencia por parte de la ONG Centro para la Diversidad Biológica (CBD), y luego compartidos con el medio británico.

Es comúnmente sabido como el lobby industrial entabla una férrea relación con el poder a la hora de resolver sus problemas. Sin embargo, lo que olía a podrido en Dinamarca ahora está expuesto ante todos. Uno de los ejemplos más claros de esto es uno de los e-mails enviados por una representante de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) a un miembro de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) con un planteo crudo: “ver cómo podríamos usar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (USMCA) para resolver estos problemas”. Y es mismo Matthew Siordia, director de USMCA, quien había recibido un e-mail pocos meses atrás que indicaba como la industria agroquímica estaba “presionando” a los Estados Unidos para que incluyeran el asunto en el Tratado.

La alarma para la industria química se encendió a finales de 2019, luego de que México rechazara seguir importando glifosato de China. A fin de ese año Stephanie Murphy, ejecutiva de asuntos gubernamentales de Bayer envió un e-mail a una de las directoras de USTR, vaticinando que, si bien de momento los problemas económicos no habían llegado, llegarían en un futuro, y que ya se encontraban trabajando de manera cercana con el Servicio de Agricultura Extranjero (FAS) en la embajada de Estados Unidos en México.  

La alianza es clara. Correspondencia entre el presidente de CropLife y el embajador de USTR hablando de los 20 mil millones de dólares que estarían en riesgo si México avanzaba con el decreto nos demuestran una vez más como el interés económico es lo que rige la relación entre la industria y el poder político. “Le pido a México reevaluar estas solicitudes y otorgar permisos de importación”, decía Lightizer, en ese entonces representante de comercio estadounidense, luego de asegurar que el glifosato tenía un historial de seguridad demostrado.

Así como lo hicieron ahora lo habían hecho en 2019 en Tailandia, con el mismo modus operandi. Cuando los funcionarios de un país que cuenta con un 90% de maíz transgénico sembrado se alían con la industria que lo produce, solo se puede decir una cosa: los lobbies andan sueltos.

Para acceder al artículo de The Guardian: https://www.theguardian.com/business/2021/feb/16/revealed-monsanto-mexico-us-glyphosate-ban

Carne drogada

Se ve roja brillante y reluce con el plástico encima como fresca. Pero oculta un pasado atroz que involucra adulteraciones como hormonas y anabólicos con la vaca en vida, y aditivos para que el producto final luzca mejor de lo que es cuando la vaca ya está muerta. En esta nota, el bistec bajo la lupa. Una recorrida entre criaderos y expertos y controles que nadie hace para descubrir que eso que consumimos tal vez no pueda siquiera llamarse carne.

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De carne somos

Asado, taco, empanada, churrasco, hamburguesa y guisos: comemos tres veces más carne que hace 50 años a un costo altísimo para nuestros cuerpos y para el mundo que se desangra y desaparece entre criaderos, mataderos, y falsas soluciones. En este especial de Bocado: cinco investigaciones que tal vez te hagan pensar dos veces en repetir el bife.

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Burger World

Redonda pastilla, decorada con cosas y sellada entre dos panes, la hamburguesa nunca fue una moda y menos pasajera. Descolló como el capitalismo con la fuerza consumista de los años 50 y hoy, aunque cada vez queda menos mundo, no hay lugar en el mundo donde no se la pueda comer. ¿Vivir sin ellas? De eso nada. Con el colapso en el horizonte, inversiones millonarias y publicidad cruelty free la carne molida se reinventa entre probetas y plantas cocinadas con inteligencia artificial.

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Diario de un matadero

JBS es la procesadora de carne más grande de América Latina, y una de las más grandes del mundo. Una compañía que empezó a mediados de los 50 matando cinco vacas al día en un pueblo de Brasil y ahora mata 23 mil cada jornada solo en su planta de Colorado en Estados Unidos. Emblema del desarrollo, la productividad y la tecnología, en estos años la industria de la carne no ha hecho más que azuzar el infierno que se libra en sus mataderos, protagonizado por animales que agonizan y personas que se rompen mientras trabajan como engranajes de una máquina que necesita cuerpos, sangre y dolor para hacer churrascos y hamburguesas.

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Nutri-Score, el aliado de los ultraprocesados

Un sistema de etiquetado de alimentos significaría, para las grandes marcas de comida chatarra, el peor de los escenarios posibles. Porque un método capaz de exponer las indiscriminadas cantidades de azúcar o calorías que se encuentran en los ultraprocesados notificaría con claridad al consumidor acerca del contenido real de los productos. Entonces, la opción que impulsan es el “Nutri-Score”, un sistema hecho a su medida (e interés).

Por: Redacción Bocado

Nutri-Score es un sistema de etiquetado nutricional compuesto de 5 letras (de la A a la E), cada una con un color asignado en la escala del verde al rojo. Un modelo que,  tomando cantidades de 100g o 100ml, mide los aportes nutricionales positivos de cada producto en contraposición con los negativos para luego encasillarlo en una de las cinco posibilidades de etiqueta. Suena complejo, lo es.

Este sistema, elaborado hace 15 años por la Universidad de Oxford, solo se aplica en productos procesados y envasados. El fin de este tipo de rotulado es notificar al consumidor, con un simple vistazo, en qué categoría se encuentra determinado producto para que así si pueda decidir evitarlo o adquirirlo. Para simplificar con un ejemplo: en Francia el paquete coliflores recibe la mejor valoración (la A, con su respectivo fondo verde), mientras que el jugo para chicos Jafun obtiene una E roja.

Existen cinco modelos de sistemas de rotulados. Meses atrás la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó un documento en el cual explicó por qué el método de rotulado alimenticio mediante hexágonos es el más conciso e informativo entre las opciones existentes. Sin embargo, Nutri-Score es el más popular en Europa.

La Unión Europea no alcanzó un consenso por parte de todos los países en el polémico tema del etiquetado. En Alemania, Bélgica, Holanda, Francia y Luxemburgo ya se aplica el modelo Nutri-Score. En Portugal, Suiza y Austria, compañías como Nestlé y Danone anunciaron que, si bien no había sido reconocido oficialmente, utilizarían ese sistema. En Italia las autoridades han demostrado su oposición al método y España anunció que lo implementaría a partir del primer cuatrimestre del 2021.

Un ejemplo claro de los errores del modo de catalogar de Nutri-Score ha sido el del aceite de oliva. Porque en 2018 le dio la valoración D debido a que 100ml de aceite son, evidentemente, pura grasa. En contraposición, bebidas como la Coca Cola Zero mantenían una A como estatus. Al posicionar injustamente a una de las piedras angulares de la dieta mediterránea en una categoría negativa, el sistema demostró una de sus debilidades porque su gradación pone en totalmente positivo a un producto alto en aspartamo y acesulfamo-K, como es la Coca Cola Zero. Serge Hercberg, uno de los creadores de Nutri-Score, asumió públicamente el error.

De todos modos, este no es el error más grave del sistema en cuestión. El verdadero problema de Nutri-Score radica en su incapacidad de exponer de manera clara y concisa la información que el comprador necesita recibir. Porque de alguna manera, ocultan la complejidad de los ingredientes. Mediante la adición de nutrientes positivos, las productoras de ultraprocesados encuentran eficazmente la manera de esconder (pero nunca disminuir) los sorprendentes niveles de azúcar que abundan en sus productos. Y cuando se aplica el Nutri-Score el comprador jamás sabrá que está consumiendo un producto con altos niveles de azúcar, más bien se sentirá a gusto con su producto catalogado con una B en verde claro, que esconde una trampa.

Un ejemplo de este manejo es la línea BIO de los cereales Chocapic. Catalogados en la clasificación B de la escala de Nutri-Score, cualquier madre pensaría que este es un desayuno correcto para sus hijos. Pero en cada 100g de cereal encontramos 9g de proteína, 7,8g de fibra y 25g de azúcar. Los buenos porcentajes en materia de proteína y fibra opacan en cierto modo las cantidades de azúcar y le permiten obtener una buena valoración. Si en lugar del Nutri-Score al mismo producto se le aplicara el sistema de rotulado alimenticio por hexágonos el paquete tendría la advertencia “alto en azúcares”.

Otra debilidad es que Nutri-Score no establece niveles críticos cada 100g. Vale decir, si un ultraprocesado posee 25g de azúcar cada 100g no resulta un problema en sí y el ingrediente puede ser escondido mediante el suplemento de fibra o proteína, por ejemplo. Se pierde el parámetro cuando el otro sistema no tardaría en colocar un hexágono de advertencia de riesgo independientemente de la cantidad de proteína que este posea. Otro ejemplo ilustrativo: el yogurt Danone de fresa, que también logró mejorar su posicionamiento en el Nutri-Score al pasar de la categoría C a la B luego de disminuir su cantidad de azúcar de 12,5g a 11,9g.

“Natural”, “light”, “artesano” son palabras que la industria ha logrado instalar. Términos que nos hacen pensar que un producto es beneficioso para su salud. Sin embargo, detrás de  esos términos hay estrategias de venta e intereses, no la guía para  la alimentación diaria de un individuo.

El Nutri-Socre, que permite ocultar ingredientes y componentes dañinos, pareciera ser un nuevo avance del mercado. Lo respaldan las empresas que son dueñas de productos aultraprocesados. Tal vez por eso no informa al consumidor sino que lo pierde en un semáforo de cinco colores que no exponen la verdad con crudeza.