Marcados

Ese invento del marketing llamado comida infantil

por Soledad Barruti
Publicado el 13 diciembre 2021

Fórmulas secretas, personajes pregntantes y mentiras efectivas que concentran un negoción que mueve millones: alimentar a las criaturas. ¿Cómo se desarma esta trampa perfecta? En este especial de Bocado vamos a intentarlo con todo lo que tenemos: textos, fotografías y un podcast maravilloso que estrena antes de que se vaya el año.

Postres lácteos rosa chicle. Cereales crocantes de azúcar. Jugos hechos con perfume de frutas que no existen. Pescado, pollo, milanesa: todo congelado, empanado, para comer con la mano y en un santiamén. Panes más mullidos y blancos que una almohada de hotel. Menús que prometen a la vez indulgencia y nutrición. Paquetes tan animados como un programa de la tele. Juegos, juguetes, personajes en los que se puede creer, a los que llegamos a querer.

La comida infantil es un invento del marketing.

Miles de productos diseñados por ingenieros y publicistas que las criaturas desean y a nosotros, adultos a cargo, nos tranquilizan. En los que confiamos, como antes confiábamos en las abuelas.

En la comida infantil reconocemos muy pocos ingredientes: azúcar, harina, aceite, leche. Pero con ellos vienen muchos otros sobre los que no sabemos nada: colorantes, conservantes, saborizantes, emulsionantes.

Hace cien años, ni la comida infantil ni esos aditivos existían. El menú es una novedad para los cuerpos, un experimento. Y no está saliendo bien.

La comida infantil es hoy el primer obstáculo que tiene una persona para llegar sana a la adultez. Y las marcas que la crean lo saben pero no están dispuestas a dar ni un paso atrás. Abrazadas a sus símbolos, libran una batalla entre sí por conquistar a las criaturas.

En este nuevo especial de Bocado nos metemos adentro de la historia, las fórmulas y las ideas que hacen de los grandes íconos comestibles lo que son: ese éxito y ese problema enorme.

Cinco textos desde la Guatemala donde se inventó la Cajita Feliz de McDonalds; una Colombia donde, tras el fenómeno que inauguró Doritos, cada vez más niños llevan snacks en sus loncheras; ese México sin sindicatos y con pocos derechos laborales que es tierra de Bimbo, la panificadora ultraprocesada más grande de la región; el Chile que sacó a al Tigre Tony (o Toño) de las cajas de Kellogg’s y la Argentina donde Danonino diseminó con más eficacia sus mandatos de creciemiento de dinosaurio. 

Pero hay más. Porque en esta entrega saltamos de los textos hacia una nueva aventura: un podcast de seis episodios que hemos titulado Marcados. Conducidos por mi, Soledad Barruti, y por mi hijo Benjamín, quien tras una infancia de ultraprocesados hoy es redactor de Bocado y comensal en deconstrucción.

Danonino – Crecer o reventar

El lácteo que se volvió símbolo de huesos fuertes pero es un postre que trae problemas. 

 

Kellogg’s- Hechos polvo

Inventaron el desayuno repleto de azúcar y hoy nos ofrece golosimas como si fueran cereal

 

Mc Donalds’ la cajita infeliz

La iniciación a la felicidad artificial de esta época es un peligro que empieza en el campo.

Doritos, de las narices

Un sabor hecho de químicos que hoy llamamos comida y la ofrecemos a la infancia hasta en la lonchera.

De alimento divino a ultraprocesado perfecto para un menú que erosiona cuerpos y paisajes trazando un futuro imposible.

La leche artificial para alimentar bebés fue un invento que lo cambió todo: la relación con la comida, entre nosotros y con las marcas.

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