En Uruguay ganó la industria

En 2018 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) celebraba la suma de Uruguay como el tercer país que haría uso del rotulado frontal alimenticio por octógonos. Sin embargo, no todo fue tan sencillo. Luego de tres años de posposición, el decreto entra en vigencia con modificaciones a favor de la industria.

Por: Redacción Bocado

En agosto de 2018 Uruguay, bajo el mandato de Tabaré Vázquez, se sumó a Chile y a Perú como los primeros países en América en adoptar el sistema de rotulado frontal de advertencia. El decreto encerraba una trampa: establecía un período de 18 meses de adaptación para las marcas, un tiempo que dejaba demasiado margen para el lobby.

Así, el decreto que garantiza el derecho a la información de los consumidores y posibilita la elección de alimentos saludables en un contexto crítico de aumento de las enfermedades metabólicas estuvo solo a un tris de ser aplicado. Pero en setiembre de 2020, con el gobierno de Lacalle Pou, se publicó un nuevo decreto que dilataba los plazos por primera vez. Una investigación de Stephanie Galliazzi para Bocado, que se publicará en la próxima semana, revela en detalle los grupos de interés que se movilizaron para frenar o debilitar esta política pública.

Con los nuevos plazos, la expectativa estaba puesta para la aplicación integral del decreto a partir del 1º de febrero. Pero el 26 de enero, por comunicación oficial, la ciudadanía uruguaya se enteraba de que una cantidad de productos que habían sido descubiertos con exceso de azúcar, grasas y sal agregadas no serían rotulados. Fue el Ministerio de Industria el encargado de hacer el anuncio del corrimiento de los límites del perfil de nutrientes.

Lo que obtuvieron las marcas es la posibilidad de vender por libres de sellos productos con un 20% más de sodio (de 400 a 500mg), 30% más de azúcares (de 10 a 13g), 45% más de grasas saturadas (de 9 a 13g) y 50% más de grasas totales (de 4 a 6g) en porciones de 100 gramos o 100 militros. Uno de los ejemplos más contundentes son las Bridge, galletas típicas de Uruguay que debido a las flexibilizaciones mencionadas ya no recibirán más el octógono que indica exceso de grasas saturadas. También son los helados de Conaprole quienes se salvan de las etiquetas de grasas totales.

Todas estas flexibilizaciones dejan fuera de la advertencia a una gran parte de los yogures y de los postres lácteos, reduciendo así el alcance del rotulado.

La medida desató críticas por doquier. El doctor Gustavo Grecco, presidente del Sindicato Médico del Uruguay, publicó en su cuenta de twitter: “Así, menos alimentos serán rotulados. Priorizan los intereses de la industria sobre la prevención de las Enfermedades no Trasmisibles, una pandemia reconocida. Sin respaldo científico. En contra de pautas internacionales. Juan Pueblo perjudicado. Rechazo total a esta decisión.”

Otra de las críticas de mayor contundencia fue el comunicado de la Alianza de la Sociedad Civil para el control de las Enfermedades No Transmisibles (A-ENT), que indicó: “Era de esperar que el cambio en una política de salud pública lo definiera el Ministerio de Salud Pública basado en información científica, libre de conflictos de interés. Sin embargo, nos vimos sorprendidos cuando el cambio de la normativa es propuesto por el Ministerio de Industria, Energía y Minería”.

El Ministerio de Salud Pública (MSP) indicó en 2015 que, entre 1999 y 2013 se observó un aumento del sobrepeso en adultos del 52,5% al 64,9%, coincidiendo estos datos con la triplicación del consumo de bebidas azucaradas y la de otros alimentos con excesiva cantidad de azúcares.

Los datos son alarmantes, y exigen acciones contundentes.

¿Es mejor una mala política pública que la falta de ella? Si de acceso a la información y derecho a la salud se trata todo pareciera indicar que este decreto, aplicada por fuera de los criterios científicos, confundirá a los consumidores y será perjudicial para aquellas personas que busquen los sellos para orientar su alimentación.

Gordofobia y el uso de los cuerpos

Según las estrictas (y para muchos arbitrarias) medidas de peso que dictan los estándares actuales regidos por la Organización Mundial de Salud, la mitad de Brasil tiene sobrepeso, y casi un cuarto de ese segmento tiene obesidad, una adaptación fisiológica a este sistema alimentario que hace unos años fue ungida enfermedad y empezó a ser combatida y tratada como tal, sin dejar por ello de ocupar un lugar privilegiado en el epicentro del bullying, que se practica sobre todo desde los centros de poder. 

Unos meses atrás, en medio de una pelea política el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles atacó al ministro de la Secretaría de Gobierno de la Presidencia, general Luiz Eduardo Ramos llamándolo “banana en pijamas” y “María Chismosa”. El presidente de la Cámara de Representantes de Brasil, Rodrigo Maia, usó twitter para denunciar el hecho, en un posteo en el que Salles a su vez lo llamó “Ñoño”, haciendo uso peyorativo del nombre del personaje de la teleserie mexicana “El Chavo”’.

En la ficción, Ñoño es un chico de ocho años, interpretado por el actor, comediante y doblador mexicano Édgar Vivar — que desempeña también el papel del papá de Ñoño, el Sr. Barriga, propietario de la villa en que se desarrolla la serie. Padre e hijo son personajes con sobrepeso. A lo largo de los episodios, no es raro ver a Ñoño comiendo, pensando en comida o exhibiendo sus golosinas a los amigos. Porque — no hace falta decirlo — la gordofobia, no nació en esta época: las corporalidades no hegemónicas son sometidas a las miradas censoras desde siempre.

América Latina y Caribe

Ataques políticos relacionados a la discriminación a causa del peso no son exclusivos de Brasil. En México el Senado condenó los improperios de la actriz Laura Zapata contra la senadora Citlalli Hernández. Zapata se refirió a la senadora como “gorda traidora”, por declarar apoyo al asilo político del gobierno mexicano al ex presidente de Bolivia, Evo Morales, en noviembre de 2019.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (Opas) apuntan que el aumento de la obesidad y del sobrepeso es una tendencia latinoamericana y caribeña, con un impacto mayor en las mujeres y niños, como recoge el informe “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional”.

De acuerdo con el documento, 105 millones de adultos en América Latina y el Caribe son obesos, siendo 62 millones de ellos mujeres y 43 millones, hombres. Al mismo tiempo, se observa que, para cada persona que pasa hambre en América Latina y el Caribe, más de seis tienen sobrepeso u obesidad.

Solamente en Brasil, en 2018, los costes totales de la hipertensión, diabetes y obesidad en el Sistema Único de Salud (SUS) alcanzaban R$ 3,45 miles de millones (alrededor de US$ 655,2 millones). De acuerdo con el Instituto Global de McKinsey — uno de los responsables por estudiar la evolución de la economía global y analizar datos para auxiliar el proceso de decisión acerca de gestión crítica y cuestiones políticas —, el mundo gasta hoy alrededor de US$ 2 billones cada año con obesidad, valor que representa aproximadamente 3% del PIB global.

Dieta Contra el Bullying

Los estereotipos físicos sirven tanto para desacreditar como para valorizar la imagen pública. Hace poco, la diputada federal Joice Hasselmann (PSL-SP) — que se lanzó, sin éxito, a la disputa por la alcaldía de São Paulo en las elecciones del 15 de noviembre último — se apropió de esa estrategia contra ella: luego de ser llamada de “Peppa Pig” por detractores en las redes sociales, asumió el apodo durante su campaña, mientras se ocupaba en adelgazar ante las cámaras.

Al mismo tiempo, pasó a tener en su alimentación otra herramienta de alcance ante el público. Los efectos de lo que llamó “dieta” y “reeducación alimentaria” fueron acompañados por los seguidores de la diputada, que perdió 20 kilos en poco más de cinco meses comiendo caldos y gelatina light.

Con ese plan alimentario no solo se posicionó políticamente, además comenzó a “ayudar a otras personas” a enfrentar la misma situación: “Si ustedes lo desean, puedo empezar a dividir con ustedes mis comidas: el desayuno, almuerzo, cena. Les tomo fotos y las comparto al fin del día”, explica en un video en Facebook.

“¿La actitud de Joice no refuerza el machismo y la gordofobia? Dietas restrictivas combaten el odio o solamente pone a la propia persona en situación de sumisión a los estándares estéticos?”, pregunta Cassia Bonar, nutricionista especialista en educación y salud.

Para la profesional, “usar de la imagen pública motivada por una venganza a ‘todo el mal que te hicieron’ es una actitud peligrosa y totalmente desaconsejada, considerando dietas desbalanceadas que pueden traer daños incalculables a la salud, en un momento en que estamos evitando factores de riesgo para el Covid-19”.

La iniciativa de la diputada, agrega Bonar, también acaba por “contribuir a estereotipos sobre el cuerpo gordo y los sacrificios que deben realizarse para atender al deseo de los estándares corporales”.

Semanas antes de la elección, Hasselmann creó en Instagram el “Bien estar con Joice”, donde comparte recetas y consejos. El canal es algo como una extensión de la cuenta oficial en la plataforma, con poco más de 920 mil seguidores: “Iré compartiendo con ustedes y, si les gusta, entren conmigo aquí, para que acabemos el año más fitness.” La diputada no contestó a los intentos de contacto de Bocado y O Joio e O Trigo.

¿Vale lo que pesa?

La invitación de Hasselmann refleja una percepción común y naturalizada: la de que la obesidad y el sobrepeso son responsabilidades individuales, por más que sean problemas multifactoriales y complejos. En otras palabras, quien es gordo es culpabilizado por no cambiar, ya que para adelgazar bastaría fuerza de voluntad.

Durante el 28º webinar acerca de “Obesidad y estigma”, impulsado por la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (que ocurrió el día 8 de septiembre y está disponible en YouTube), la directora de Ciencia y Educación de la Federación Mundial de la Obesidad, Olivia Barata Cavalcanti, dijo que la discriminación ocurre de manera directa e indirecta.

“Muchos centros de salud no son debidamente equipados para tratar a pacientes con obesidad.” Según ella, hay casos en que hasta “80% de las instalaciones carecen de delantales de tamaños adecuados, manguitos para medir presión arterial, mesas de examen, mesa de rayos-X para acomodar pacientes con obesidad grave”. Con la pandemia del nuevo coronavirus, cuenta Cavalcanti, “ese problema se hizo aún más gritante”: “En algunos países se armaron hospitales de emergencia, pero que no podían aceptar pacientes con índice de masa corporal (IMC) por encima de 30 o 35, y sabemos que pacientes con obesidad tienden a tener complicaciones mayores de Covid. Fue un problema doble”.

Así, antes que el sistema político, el sistema de salud es “gordofóbico”, afirma Camilla Estima, nutricionista especializada en trastornos alimentarios e integrante del Consejo Regional de Nutricionistas de la 4ª Región. “El paciente no logra realizar exámenes porque no hay camilla para resonancia magnética, aparato de presión que quepa en la circunferencia de su brazo. Además de todos los comentarios y chistes que oyen de las personas que deberían ayudarlos.”

La nutricionista considera, también, que la discriminación es reforzada por los medios de comunicación. “Cuando una persona de influencia aparece más delgada o más gorda, todo el mundo se interesa por saber qué ocurrió. ‘¡Qué horror, fulana engordó!’. ‘Mira, ¡cómo adelgazó! Qué linda!’”, ejemplifica. “Esas frases son extremadamente gordo fóbicas porque asocian la delgadez a la belleza, y la gordura al fracaso. El valor de las personas no se mide por su cuerpo”.

El prejuicio contra la obesidad compromete la salud, dificulta el acceso de las personas con sobrepeso al mercado de trabajo y a tratamientos adecuados, afecta sus relaciones sociales y su salud mental. Entretanto, la legislación brasileña no prevé sanción específica para quien practica la gordofobia.

El papel de los ultraprocesados

Una persona se considera obesa cuando su IMC es superior a 30 kg/m² (para calcular el IMC basta dividir el peso, en kilogramos, por la altura, en metros, al cuadrado). Pero el Índice de Masa Corporal, por sí solo, no dice todo: un fisicoculturista, por ejemplo, puede ser considerado obeso, por tener gran cantidad de músculos, lo que es una interpretación equivocada.

Por eso, es importante que el IMC sea comprendido como una medida aproximativa, y no definitiva, de análisis. Se trata de un instrumento general, un comparativo que, cuando empleado por todos los países, puede incluso determinar el éxito de mejoras en las políticas globales.

Compleja y multifactorial, la obesidad, puede tener causas psicológicas, genéticas y epigenéticas, ambientales y culturales. El aumento del índice de obesos depende incluso de políticas públicas que faciliten y obstaculicen el acceso a los alimentos ultraprocesados.

En abril de este año, O Joio e O Trigo explicó la relación entre los índices de sobrepeso y obesidad, el aumento en el consumo de ultraprocesados y el crecimiento de las transnacionales — fenómenos profundos que se dieron en paralelo.

Los hábitos de consumo alimentarios de las familias en América Latina están cambiando. La población está comprando menos arroz, frijoles y frutas (comida de verdad) y pasa a comer más productos ultraprocesados. 

“Hoy sabemos que las causas del aumento de la obesidad están principalmente relacionadas a cambios en el sistema alimentario. Hay un debilitamiento del consumo de las comidas tradicionales, basadas en alimentos in natura y mínimamente procesadas”, relata Fernanda Rauber, investigadora de posdoctorado en el Núcleo de Investigaciones Epidemiológicas en Nutrición y Salud de la Universidad de São Paulo.

“Además de tener aditivos que vician el paladar, los ultraprocesados son antinutricionales. No son alimentos, son productos químicos. Para que el organismo pueda metabolizarlos, tiene que consumir nutrientes de sus reservas, lo que acaba por desnutrir a la persona cada vez más. O sea, una persona puede ser obesa y desnutrida”, explica Carolina Klein, nutricionista posgraduada en nutrición oncológica, con formación en modulación intestinal.

Varias características de los alimentos ultraprocesados pueden explicar su papel en la obesidad: la elevada cantidad de azúcar, sal y grasas, y la presencia de aditivos — como los colorantes y aromatizantes —, que vuelven a esos productos hiper palatables y adictivos.

El panorama es preocupante. Un estudio publicado en la revista científica “Preventing Chronic Desease”, del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC), de Estados Unidos, muestra que aproximadamente 168 mil muertes por año en Brasil pueden atribuirse al exceso de peso y a la obesidad, cantidad cercana al número de muertes por Covid-19 (173 mil) en el país hasta la fecha de la publicación de este artículo.

La comedia y el retrato de los “inferiores”

La relación comparativa entre el presidente de la Cámara de Diputados y el personaje Ñoño — publicada de manera despreciativa por la cuenta de Twitter del ministro Ricardo Salles — revela aspectos que integran el meollo de la comedia. Aristóteles (284 a.C. a 322 a.C.) ya apuntaba que, desde Aristófanes (447 a.C. a 385 a.C.), la comedia antigua se basaba en burlarse de las imperfecciones atribuidas a un hombre ideal. Se reía de los defectos físicos, de la fealdad, de la ausencia o falla de carácter.

Al contrario de lo que se veía en las tragedias, las personas representadas en la comedia no realizaban hechos heroicos. Desde su origen, la comedia retrata situaciones cotidianas, comunes, la realidad del ciudadano común, de los esclavos. La comedia, sátira y parodia, se origina de la imitación de aquellos a los que la sociedad consideraba inferiores, ridículos.

Esa percepción se muestra tan enraizada como actual: en una sociedad en que los estándares estéticos valoran la delgadez como ideal a alcanzar — y mantener — sin reparar en que una persona delgada no es ni por asomo sinónimo de saludable o bien alimentada, ser gordo significa ser enfermo, débil y pasible de burla. Algo naturalizado por los medios y ahora también por representantes políticos.

“El humor es uno de los principales propagadores del estereotipo del cuerpo gordo, de la marginación del cuerpo gordo. Ninguna persona tiene derecho de reírse del cuerpo de otra. No podemos seguir normalizando, no podemos aceptar esa clase de cosas, porque eso perjudica a las personas gordas, perjudica a la salud mental de las personas gordas. Sobre todo mujeres”, apunta Luana Carvalho, en el vídeo “¿El humor necesita ser gordofóbico?”, del canal Alexandrismos.

Todo cuerpo es político. Toda mirada también lo es. 

Toda publicidad es política

“Brasil está quebrado y yo no puedo hacer nada”, dijo Jair Bolsonaro inaugurando 2021. Y sin dudas las casualidades no existen y el asunto es cada día menos metáforico porque al mismo tiempo que el máximo representante del Estado se declaraba inútil una de las empresas privadas más dispuestas a avanzar sobre la esfera pública, Coca Cola dio un paso inmenso. Ese día la estación de metro de Botafogo, en la zona Sur de Río, pasó a llamarse Estación Botafogo/Coca-Cola.

Por: Redacción Bocado

El 1 de enero de 2021 la empresa de bebidas azucaradas Coca-Cola se hizo titular de los naming rights (derechos de nomenclatura) de la estación de subterráneo brasileña Botafogo Botafogo que inmediatamente pasó a llamarse Coca-Cola. No fue cualquier estación: Botafogo desemboca en la Praia Do Botafogo, una de las sedes de la empresa.

No es la primera vez que Coca-Cola avanza sobre el espacio público. Hay ciudades enteras del mundo decoradas con su logo. Coca Cola paga y pinta de rojo pueblitos perdidos en México, la Catedral de Viena y, más recientemente líneas de metro. Un ejemplo de esto es la terminal de autobuses de San José en Costa Rica, que además de tener una de las plantas de embotellamiento de la empresa en las cercanías unos años atrás pasó a llamarse Terminal Coca-Cola.

Antes de la crisis económica provocada por la pandemia, Metro Rio acostumbraba transportar un aproximado de 900 mil personas por día. En julio el número había caído drásticamente, perdiendo cerca de 35 millones de reales cada mes, con un déficit acumulado de 150 millones de reales y un flujo de pasajeros 57% menor. Entonces el presidente de Metro Rio, Guilherme Ramalho, describió la situación como una crisis sin precedentes, incluso evaluando la posibilidad de suspender la actividad de los subterráneos en agosto.

Coca-Cola vio enseguida la oportunidad, compró los derechos de nomenclatura y se dispuso a esperar a que el flujo de personas vuelva a la normalidad para disfrutar de su nueva publicidad perfecta.

Es una de las nuevas estrategias de marketing que las grandes marcas con mucho poder económico utilizan. Existen célebres casos de este tipo de inversión en el ámbito privado: el estadio del Corinthians que pasó de llamarse Corinthians Arena a Neo Quimica Arena luego de que la farmacéutica pagara 54 millones de dólares, o el estadio Toyota Stadium en el que el Dallas FC juega sus partidos. Algo similar sucedió años atrás en Buenos Aires, la capital de Argentina, en el ámbito público: la estación Bulnes de la Línea D de subterráneo pasó a llamarse Bulnes/Alto Palermo debido a que la empresa que maneja al centro comercial Alto Palermo financió la restauración de la estación.

En el caso de la estación Botafogo los usuarios de las redes sociales no tuvieron piedad a la hora de burlarse del asunto. @tijuca editó las imágenes de los ingresos a dos subterráneos, añadiendo a la estación Saens Peña el nombre de la farmacia Venancio, o a la estación Uruguai el nombre de la cadena de alimentos Big Néctar. En la caja de comentarios @tijuca solicitó que las personas sugirieran maneras de renombrar a las estaciones Alfonso Pena y Sao Francisco Xavier, a lo que los usuarios respondieron con nombres de cadenas de supermercados como Guanabara o la tienda de ropa C&A.

Si bien Metro Rio declaró que no está en sus planes realizar ventas similares a la que acaban de hacerle a Coca-Cola, esto no es ninguna garantía. En tiempos de crisis económica una empresa aprovechó la situación para adueñarse del nombre de una estación de subterráneo de la vía pública; un manejo que no debería ser admisible.

Coca-Cola abandona a su hijo ILSI a su suerte

La Corporación anuncia la salida de la organización que fundó en 1978 involucrada en acusaciones de manipulación de evidencias científicas para favorecer a sus financiadores.

Por: Redacción Bocado

Coca-Cola decidió abandonar una de sus más fértiles creaciones. Calma, amigo, ninguna gaseosa se dejará de producir. Todo sigue igual en ese aspecto. Lo que sí cambia, es la participación en una de las mayores organizaciones de cabildeo científico del mundo: el International Life Sciences Institute (ILSI). 

Podría ser una noticia sin gran relevancia, si no fuese el papel de ILSI en la definición de políticas públicas sobre alimentación y el hecho de que Coca-Cola es la gran fundadora de la organización. Fue Alex Malaspina, el entonces vicepresidente de la compañía, quien decidió crear ILSI en 1978.

A lo largo de casi cuatro décadas, ILSI creció y atrajo a decenas de fabricantes de ultraprocesados y empresas del agronegocio. Financió investigaciones científicas, en general favorables a los puntos de vista de sus patrocinadores. Moldeó o debilitó políticas públicas y orientaciones nutricionales.

Pero, desde 2015, no hay bebida de colores que pueda compensar la deshidratación de ILSI. Investigadores y periodistas pasaron en limpio la historia de la organización, mostrando cómo se cae la máscara de un foro neutral de convivencia entre ciencia, gobiernos y empresas. En 2018, Mars, una de las mayores corporaciones de ultraprocesados del mundo, se retiró del instituto. El año pasado, le tocó la vez a Nestlé.

Ahora, la salida de Coca-Cola, suena como una sentencia de muerte anticipada para ILSI. La criatura puede incluso descubrir una forma de vivir sin su creador pero, seguramente, tendrá una vida limitada.

Discreta, la decisión no vino acompañada de cualquier explicación acerca de los motivos. No es difícil, sin embargo, entender los motivos. La propia Coca-Cola se vio bajo creciente escrutinio acerca de la política de financiación de investigaciones científicas. El énfasis en la actividad física como causa de la obesidad y enfermedades crónicas, en perjuicio del análisis del papel de las gaseosas en esa ecuación, fue motivo para decenas de reportajes – como este, que trata sobre la articulación en Brasil.

Y para cambios en las decisiones de Coca-Cola acerca de la financiación de la ciencia. Hoy día, por ejemplo, la empresa declara no financiar más que 50% de los gastos con determinado estudio. La decisión acerca de ILSI es, de esa forma, parte de un contexto más amplio. En razón de la noticia, separamos algunos momentos clave para ILSI en América Latina y en el mundo.

En las escuelas

En Argentina en 2015 ILSI intentó ingresar a las escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires para realizar un trabajo de evaluación sobre los cuerpos y hábitos alimentarios de los niños y niñas que asistían a la primaria. El pedido de intervención de ILSI no cumplía con ninguno de los protocolos que se establecen en estudios que implican niños. La organización se presentaba como una agrupación científica. Fue una familia la que, tras el pedido de autorización de la escuela para que empleados de ILSI pudieran pesar, medir e interrogar a su hija, decidió buscar en internet y encontró a marcas como Monsanto, Danone y Coca Cola detrás la que destapó el asunto, lo denunció a la prensa e impidió que pudieran continuar con un trabajo que, luego se supo, ya habían realizado en escuelas humildes de la provincia de Santa Fe.

¿Ciencia o cabildeo?

En México ILSI fue denunciada como una corporación de cabildeo que orientaba todas sus fuerzas a impedir políticas públicas que pudieran resultar inconvenientes a Coca Cola. Sus acciones públicas fueron específicamente importantes cuando ese país estaba enfocado en aumentar los impuestos a las bebidas azucaradas. Tras esas acciones ILSI fue denunciado por El Poder del Consumidor y, fue tal el escándalo que el instituto debió cerrar sus oficinas.

Discreto

El ILSI brasileño es bastante discreto. Raramente alguien se presenta como integrante del instituto en reuniones y eventos científicos. Como en toda relación marcada por conflictos de intereses, la filiación a esa organización suele aparecer en segundo plano. El alma del negocio es presentarse como representante de una universidad renombrada.

Nuestro reportaje mostró, por ejemplo, como el comité de Anvisa encargado de alimentos funcionales parecía tener siete integrantes de organizaciones distintas pero, en realidad, por lo menos cuatro pertenecían a ILSI.

Puertas abiertas

Por todo el mundo, ILSI se encontró con cada vez más puertas cerradas, un motivo central para que el instituto esté en proceso de deshidratación. Ante tantas denuncias, agencias de salud e investigadores de renombre decidieron mantener distancia.

Pero, en Brasil, la Agencia Nacional de Salud Pública, Anvisa, extendió la alfombra roja a ILSI. Un documento que obtuvimos muestra que las dos organizaciones llegaron a discutir un acuerdo de cooperación para compartir evidencias científicas producidas por ILSI.

“Uno de los puntos destacados por el instituto es que, por ser un foro con distribución mundial, puede potenciar trabajos que tengan repercusión más amplia y trabajar de manera convergente”, registra el acta.

Relación simbiótica

En diciembre, la gerente-general de Alimentos de Anvisa, Thalita Antony de Souza Lima, concedió una entrevista al boletín mensual editado por ILSI. “Entiendo que hay una relación simbiótica entre Anvisa e ILSI Brasil, en la que ambas instituciones se benefician del trabajo en conjunto. Anvisa, con su agenda de prioridades apunta a la sociedad los temas que deben ser objeto de investigación y estudios. De otro lado, organismos como ILSI ayudan a rellenar ese vacío, proveyendo a Anvisa con subsidios científicos importantes para la toma de decisiones.”

“Integridad científica”

A pesar de los lazos claros con el favorecimiento de empresas privadas, representantes de ILSI niegan públicamente la relación del instituto en conflicto de intereses. Ser discreto no es la única estrategia adoptada para alejar la imagen de que la entidad es un brazo del mundo corporativo. Otra es mostrar que la ética es una preocupación fundamental y habitual de ILSI.

En el congreso del instituto realizado en 2019 en Brasil, la integridad de investigaciones científicas era el mote principal que reunió decenas de asociados invitados a la ocasión. Entre los eventos de la programación, estaba una ponencia exclusivamente dedicada a la discusión del tema “ética”, presentada por el escritor, periodista y frade dominicano ‘Fray’ Betto.

El entonces, director-presidente de ILSI, Franco Lajolo, nos concedió una entrevista negando enfáticamente el conflicto de intereses. Él dijo que todo integrante debe obedecer un código de conducta de la institución y que, además, todos los científicos asociados necesitan respetar otras reglas existentes acerca de investigaciones científicas. No detalló cuáles.

Avanza la batalla contra los cultivos de maíz transgénico, y sus venenos acompañantes en México y Perú

Por: Redacción Bocado

Era una noticia deseada por muchos, más no esperada: el último día de 2020 el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador,  prohibió la siembra y cultivo de maíz transgénico y el herbicida que los acompaña – el glifosato- de la región. Así López Obrador concretó uno de los avances más significativos en la lucha contra los transgénicos y estableció que, desde la entrada en vigor del decreto hasta el último día de su mandato (31 de enero de 2024), se realizará un período de transición con el fin de “lograr la sustitución total del glifosato por alternativas más sostenibles y adecuadas”. Y puso punto final a los permisos de siembras experimentales y siembras piloto otorgados en 2009 por el gobierno del ex presidente Felipe Calderón.

Para activistas campesinos, indígenas, intelectuales y cocineros nucleados desde 2007 en la campaña Sin Maíz no hay País, las medidas son un gran paso en la preservación de la soberanía alimentaria.

El presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, Alejandro Espinoza Calderón, uno de los expertos que más de cerca ha seguido el proceso, explica a Bocado: “México produce 24,1 millones de toneladas de maíz de grano blanco, que destina a la elaboración del principal alimento de los mexicanos, las tortillas. Conociéndose este panorama, es de suma importancia el decreto en cuestión debido a que incide en la producción del alimento que consumirá el pueblo mexicano”.

Un alimento que, en versión trangsénica y en contacto con glifosato, implica riesgos. Porque la Agencia Internacional de Investigación de Cáncer (IARC), de Estados Unidos, catalogó al glifosato como probable carcinogénico en humanos y, después de recibir 125 mil demandas, Bayer-Monsanto tuvo que indemnizar con 10 mil millones de dólares a víctimas del modelo tóxico.

Espinoza explicó: “En México el glifosato se utiliza en una gran variedad y cantidad de cultivos. En granos y cereales como el maíz, sorgo, arroz, trigo; oleaginosas como el cártamo, girasol, soya; frutales como el aguacate, mango, guayaba, papaya, manzana, plátano, vid, naranja, por señalar algunos”.

El decreto del presidente de México dice textualmente que además de prohibir se propone buscar alternativas que “permitan mantener la producción y resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del país y del ambiente”. Como inciativa, forma parte del apartado “Desarrollo Sostenible” dentro del plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, un proyecto que busca “alcanzar la autosuficiencia y la soberanía alimentaria”.

México es un país con una amplia biodiversidad, sobre todo en el ámbito del maíz del que es centro de origen el teocintle – la forma que tenía el grano miles de años atras. Según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, se estima que en ese país hay 59 razas nativas de maíz.

Greenpeace México consideró que el decreto de López Obrador salda una deuda histórica con la diversidad genética. Sin embargo, al negocio agropecuario no le agrada esta noticia. El Consejo Nacional Agropecuario de México expresó su descontento mencionando la desventaja productiva que en su opinión significa en comparación a otros países.

Los encargados de implementar la medida son el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que coordinará y promoverá investigaciones científicas que persigan la búsqueda de alternativas al uso del glifosato, emitirá recomendaciones anuales. Además, impulsará reformas constitucionales junto con las Secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de Salud y de Agricultura y Desarrollo Rural.

La batalla en defensa del maíz nativo, y con él de la cultura campesina y alimentaria de todo el país, también tuvo en diciembre 2020 un gran triunfo en Perú: se amplió la moratoria implementada en 2011, que impide la siembra de semillas modificadas genéticamente. Así queda firme la prohibición del ingreso al país y la producción de organismos vivos modificados (OVM) con el fin de “fortalecer las capacidades nacionales, desarrollar la infraestructura y generar las líneas de base respecto de la biodiversidad nativa, que permita una adecuada evaluación de las actividades de liberación al ambiente de OVM”.

Así además ganó 15 años una lucha que parecía perdida a mediados del año anterior, cuando en plena pandemia el agronegocio quiso aprovechar la coyuntura para derribar la moratoria. Karla Gabaldoni, integrante de la red Slow Food en Perú y miembro del Consorcio Agroecológico Peruano explicó a Bocado: “La estrategia del lobby Monsanto-Bayer se dirigió al interior del Estado, colocando expertos cercanos en cargos públicos, por ejemplo en la Alta Dirección del Ministerio de Agricultura y Riego hoy (Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), en el Ministerio del Ambiente (MINAM) y en la Comisión Nacional para la Innovación y Capacitación en el Agro (CONICA) liderada por Alexander Grobman presidente de PeruBiotech, empresa cercana al lobby pro-transgénico. La participación activa de Bayer se dio mediante intervención directa en el Reglamento Interno Sectorial sobre Seguridad de la biotecnología para el desarrollo de actividades con organismos vivos modificados para el sector agrario, conocido como RISBA; conferencias en SENASA, INIA y presencia en medios de prensa.”

Perú también es un país con una tradición agrícola de más de 10 mil años y con una amplia biodiversidad de especies. Solo de papas cuenta con 4000 variedades. El ingreso de cultivos transgénicos pone en peligro su sistema alimentario, por eso encuentra sus resistencias más aguerridas en el interior del país y en las cocinas de las casas. En ese contextó Gabaldoni explicó: “El 50% de las niñas y niños peruanos padece de anemia y desnutrición, por lo cual la oportunidad de una alimentación saludable, nutritiva con una producción diversa local es necesaria y urgente”

Hoy la ampliación de la moratoria permite que ese país siga liberándose de manera paulatina del uso de semillas genéticamente modificadas con el fin de preservar una de las culturas alimentarias más valiosas de la humanidad.

Estos logros no significan que la amenaza desaparezca,  porque con la moratoria en plena vigencia se supo que en localidades como la provincia peruana de Piura un 63,1% de los cultivos habían sido contaminados con genética de Monsanto y algo similar ocurrió en estos años en estados mexicanos a pesar de que rige desde 2013 una medida cautelar. Sin embargo, decreto y moratoria son un gran impulso para los activismos por el buen vivir y la soberanía alimentaria que tanta falta hacen en toda la región.

Etiquetado frontal contra las enfermedades que nos matan

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó un documento en el que cataloga al rotulado frontal de advertencias como un instrumento de política capaz de prevenir enfermedades no transmisibles. Así el factor de discapacidad y muerte más grande de la región podría encontrar en la información un antídoto seguro y de bajo costo. Si el lobby lo permite, claro.

Por: Redacción Bocado

Un 44% de las muertes en las Américas tiene como causa enfermedades que guardan relación con dietas poco saludables, según la OPS (Organización Panamericana de la Salud, el organismo especializado en Salud para las Américas, que hace parte de la Organización Mundial de la Salud desde 1949). Es decir, cuatro de cada diezlatinoamericanos mueren debido a enfermedades causadas por su propia alimentación. “Si la gente no consumiera ningún producto procesado o ultra procesado, la alimentación sería mucho mejor que la que existe hoy día”, dijo el médico e investigador Carlos Monteiro, miembro del Grupo Asesor de Especialistas en Recomendaciones de Nutrición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), duranteel evento convocado por la OPS.

Este lunes 7 de diciembre, esa organización realizó vía remota el lanzamiento del documento “El etiquetado frontal como instrumento de política para prevenir enfermedades no transmisibles en la Región de las Américas”. El evento tuvo una duración de dos horas y estuvo dividido en cinco partes: bienvenida del director, presentación del documento, diálogo entre los panelistas invitados, respuesta a las preguntas que surgieron durante la transmisión y palabras de cierre.

El público fue muy activo, tanto en la caja de comentarios como en la caja de preguntas y respuestas. Se enviaron 68 preguntas cuyas respuestas habían sido plasmadas en el completo documento emitido por la institución.

Durante el foro virtual, la OPS presentó un documento de 36 páginas en cual explica los sistemas de rotulado existentes y el mejor perfil de nutrientes posible. También contiene una serie de 13 probables preguntas frecuentes, con argumentos en oposición y respuestas.

Carlos Monteiro indicó en repetidas ocasiones que el sistema de rotulado que propone laOPS está directamente asociado a los criterios de la OMS y se corresponde con la evidencia científica más firme a día de hoy. Esto significa también que cualquier cambio que haga la OMS en sus recomendaciones para la dieta acerca de nutrientes y niveles críticos generaría un cambio inmediato en los parámetros de rotulado de la OPS.

Benn McGrady, Oficial Técnico Legal del Departamento de Enfermedades No Transmisibles de la OMS, insistió con un mensaje directo: move forward, es decir, progresar, avanzar. Según Benn, debido a la lentitud que genera (y que suele ser aprovechado por lobistas para demorar la aplicación de políticas públicas), es necesario prescindir del Codex Alimentarius (organismo de la OMS que propone una colección de normas, directrices y recomendaciones relacionadas con alimentos, producción e inocuidad.) . Considera que también que la armonización de los participantes de bloques-como el MERCOSUR- no requiere el diálogo de todos con todos, basta con las individualidades de cada país.

Luego de dos horas de exposiciones, debate y preguntas, los expertos de la OPS terminaron el evento insistiendo en tres puntos clave: armonización, derechos humanos y sustento científico. Armonización que se da a través de las decisiones individuales de cada país; inacción por parte de los países que consideran una violación a los derechos humanos; y ley de rotulado como expresión de la evidencia científica más fuerte a día de hoy.

La ley de rotulado frontal de advertencias a la que se aventuraron varios países (Chile, Perú, Uruguay) pero que aplicó más acabadamente México salva vidas. Es garante de derechos humanos y está basada en la mejor evidencia científica disponible hasta el momento, lo que la lleva a ser avalada nada menos que por la Organización Mundial de la Salud. Funciona. Por eso genera tanta resistencia entre quienes buscan defender los intereses de las marcas que han basado gran parte de su negocio en vender productos innecesarios, que afectan la salud, y de los cuales sus consumidores saben poco y nada.

Este documento espera ser una herramienta de consulta para divulgar por que hay que avanzar con políticas públicas de rotulado frontal en aquellos países donde no existan.

Accede al documento en: https://iris.paho.org/handle/10665.2/52740

Pan de muertos

Trigo: emblema alimentario. Harina que hace el pan o los fideos que tantos comen sin muchas más alternativas para alimentarse. También ingrediente colado, insertado discretamente en la mayoría de los productos ultraprocesados que incluye la dieta de supermercado. Sin dudas el cereal más consumido que, a su forma santa o adictiva, le agrega ahora una tercera versión: la transgénica HB4.
Argentina abrió sus puertas a un nuevo experimento a cielo abierto que, de aprobarse también en Brasil, llegará luego a nuestras mesas. Un experimento con financiación pública pero puras ganancias para los mismos de siempre.

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No más chatarra en las escuelas de Yucatán

México es el país que más padece los estragos del sistema alimentario: una población cada vez más enferma por lo que come (y por lo que no come). Pero es también el país que más y mejores políticas públicas está aprobando. Desde un etiquetado claro a nivel nacional hasta la prohibición de vender comestibles y bebidas a niños en siete Estados. La última medida es la “expulsión” de la comida chatarra de las escuelas de Yucatán.

Por: Redacción Bocado

Los datos son alarmantes. En Yucatán se han registrado casos de hipertensión arterial en chicos de entre 6 y 12 años, situación aterradora que resulta peor aún al asociarse con la tasa de obesidad. Porque según la Organización Mundial de la Salud (OMS), México es uno de los países con mayor índice de obesidad a nivel mundial — un 70% de su población con ese padecimiento — y Yucatán, uno de los 32 estados que lo conforman, una de las zonas donde las estadísticas generan mayor preocupación.

Para combatir la obesidad, indica la OMS, hay que comenzar desde edades tempranas porque los niños con sobrepeso poseen mayores probabilidades de luego ser adultos obesos. Y en México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) registró un crecimiento de 7.8% a 9.7% en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en menores de cinco años, entre los años 1988 y 2012.

Se suman a los inquietantes datos ya mencionados que 1.2 millones de los menores de 5 años que viven en ese país presentan anemia crónica y 12,7% padece desnutrición crónica, según los datos proveídos por los Servicios de Salud de Yucatán (SSY) entre 2012 y 2018.

Desnutrición, anemia, hipertensión, obesidad y sobrepeso son preocupantes padecimientos, y más si nos referimos a la realidad de preescolares. Tanto que las autoridades han aprobado medidas importantes de observar. Así como a nivel nacional dieron luz verde a un sistema de rotulado de alimentos que perfeccionó a su antecedente chileno, los gobernantes de varios estados mexicanos están dando más pasos todavía.

En Yucatán, el congreso local reaccionó ante los datos. El 26 de noviembre modificó su Ley de Nutrición y Combate a la Obesidad con un agregado tajante: prohibió la distribución, venta, regalo y suministro de alimentos y bebidas no alcohólicas con exceso de sodio, grasas y azúcares en las escuelas de nivel preescolar y primaria. Es decir, prohibió que se entreguen productos ultraprocesados a niños y niñas menores de 12 años.

La medida resulta importante porque la escuela es la segunda casa de cada niño. Lo dice el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), ya que según sus datos los menores consumen el 50% de sus calorías diarias dentro del ambiente escolar.
Pero los cambios impulsados por el gobierno de Yucatán van todavía más allá: ordenan que las escuelas de educación básica fomenten competencias deportivas y buenos hábitos alimenticios; y promueven el consumo de agua potable o la ingesta de productos orgánicos cosechados por los mismos alumnos (aunque es sabido que son pocas las escuelas con bebederos y menos las que venden frutas o verduras). Otra nueva regla dictada por el gobierno de Yucatán es que los alumnos de la Licenciatura en Nutrición podrán poner sus servicios a disposición de la educación básica, con la posibilidad de hacer un seguimiento personal a los alumnos. El fin, prevenir casos de obesidad o desnutrición y, llegado el caso, tratarlos con precisión.

Yucatán está dejando claro en qué se enfoca. Demostrados sus índices altísimos de obesidad, combate a esa realidad con medidas concretas. Los objetivos se ven claros: concientizar y prohibir aquellos alimentos dañinos para el cuerpo desde edades tempranas. Es decir, formar a personas saludables.

¿Y Si El Cielo Ya Cayó?

Las epidemias, esas poderosas e implacables armas de destrucción masiva que facilitaron la colonización exterminando millones de indígenas en todo el continente, tienen un nuevo e inesperado capítulo con el Covid-19. Sin recuentos oficiales y prácticamente abandonados por el Estado, los indígenas guaraníes tienen las mayores tasas de contagio y muerte de Brasil, el país con más contagios y muertes de toda la región. Una realidad brutal que parece calcada de las leyendas que se cuentan por ahí, entre cielos que caen y diablos blancos.

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