No más criaderos de salmón

Por: Redacción Bocado

Tierra del Fuego es una provincia que en las últimas horas convirtió a la Argentina en el primer país del planeta en frenar la salmonicultura. Esta ley en favor del medio ambiente representa la finalización de un largo proceso que comenzó en 2018.

La salmonicultura moderna es una actividad que se basa desde hace más de 50 años en encerrar a los salmones en jaulas flotantes en el mar, donde se los mantiene a base de alimento peletizado y antibióticos por el resto de sus vidas. Este proceso implica un alto riesgo para el medio ambiente, ya que el enriquecimiento excesivo de un ecosistema o los casos de escape de las especies de las jaulas al mar abierto, causan no solo la depredación de otras especies sino también la trasmisión de bacterias que se encontraban concentradas en la jaula, diseminando enfermedades.  

La ley recientemente aprobada prohíbe tanto el cultivo como la producción de salmónidos en aguas fueguinas, a modo de poder “asegurar la protección, preservación y resguardo de los recursos naturales, los recursos genéticos y los ecosistemas lacustres y marinos”. Sin embargo, también se contemplarán actividades de cultivo para repoblar, y se reconocerán los proyectos existentes de acuicultura, por lo que no representa una prohibición total.

El caso de Chile ha servido a Tierra del Fuego como un modelo de lo que no debe ocurrir. Chile es el segundo productor mundial de salmón a nivel global. Tan solo hacia el año 2005 exportaba 614 toneladas de salmón anualmente, un 38% de la producción global. Para ello, esta industria que crece a pasos agigantados ha ido refinando sus técnicas de explotación. Para mantener sus números estratosféricos, en 2014, la industria chilena usó 567 toneladas de antibióticos, un número sin precedentes. 

Además de esto, en Chile ocurrieron escándalos en los últimos años que generaron revuelo a nivel mundial. El más influyente para que en Tierra del Fuego pasara la legislación contra la salmonicultura fue el ocurrido hace pocos meses, en el que casi 6000 toneladas de peces murieron debido al crecimiento de una marea de algas nocivas generadas por la propia industria. Si bien en 2016 el florecimiento de algas se había llevado la vida de aproximadamente 40.000 toneladas, que al ecosistema se le sigan añadiendo cantidades descomunales de materia orgánica y no se tomen las medidas necesarias es alarmante. 

Sin embargo, personas como Daniel Schteingart, director del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), se opusieron al cambio. Schteingart dijo al medio Futurock que no estaba bien festejar la prohibición de actividades productivas, explicando que “Si solo se pone el problema ambiental creo que estamos mirando el problema de forma incompleta”.

El paso que la provincia argentina de Tierra del Fuego dio es sin duda pionero en el área, y se espera que se acoplen otros territorios para seguir protegiendo el ambiente.

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