Nutri-Score, el aliado de los ultraprocesados

Un sistema de etiquetado de alimentos significaría, para las grandes marcas de comida chatarra, el peor de los escenarios posibles. Porque un método capaz de exponer las indiscriminadas cantidades de azúcar o calorías que se encuentran en los ultraprocesados notificaría con claridad al consumidor acerca del contenido real de los productos. Entonces, la opción que impulsan es el “Nutri-Score”, un sistema hecho a su medida (e interés).

Por: Redacción Bocado

Nutri-Score es un sistema de etiquetado nutricional compuesto de 5 letras (de la A a la E), cada una con un color asignado en la escala del verde al rojo. Un modelo que,  tomando cantidades de 100g o 100ml, mide los aportes nutricionales positivos de cada producto en contraposición con los negativos para luego encasillarlo en una de las cinco posibilidades de etiqueta. Suena complejo, lo es.

Este sistema, elaborado hace 15 años por la Universidad de Oxford, solo se aplica en productos procesados y envasados. El fin de este tipo de rotulado es notificar al consumidor, con un simple vistazo, en qué categoría se encuentra determinado producto para que así si pueda decidir evitarlo o adquirirlo. Para simplificar con un ejemplo: en Francia el paquete coliflores recibe la mejor valoración (la A, con su respectivo fondo verde), mientras que el jugo para chicos Jafun obtiene una E roja.

Existen cinco modelos de sistemas de rotulados. Meses atrás la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó un documento en el cual explicó por qué el método de rotulado alimenticio mediante hexágonos es el más conciso e informativo entre las opciones existentes. Sin embargo, Nutri-Score es el más popular en Europa.

La Unión Europea no alcanzó un consenso por parte de todos los países en el polémico tema del etiquetado. En Alemania, Bélgica, Holanda, Francia y Luxemburgo ya se aplica el modelo Nutri-Score. En Portugal, Suiza y Austria, compañías como Nestlé y Danone anunciaron que, si bien no había sido reconocido oficialmente, utilizarían ese sistema. En Italia las autoridades han demostrado su oposición al método y España anunció que lo implementaría a partir del primer cuatrimestre del 2021.

Un ejemplo claro de los errores del modo de catalogar de Nutri-Score ha sido el del aceite de oliva. Porque en 2018 le dio la valoración D debido a que 100ml de aceite son, evidentemente, pura grasa. En contraposición, bebidas como la Coca Cola Zero mantenían una A como estatus. Al posicionar injustamente a una de las piedras angulares de la dieta mediterránea en una categoría negativa, el sistema demostró una de sus debilidades porque su gradación pone en totalmente positivo a un producto alto en aspartamo y acesulfamo-K, como es la Coca Cola Zero. Serge Hercberg, uno de los creadores de Nutri-Score, asumió públicamente el error.

De todos modos, este no es el error más grave del sistema en cuestión. El verdadero problema de Nutri-Score radica en su incapacidad de exponer de manera clara y concisa la información que el comprador necesita recibir. Porque de alguna manera, ocultan la complejidad de los ingredientes. Mediante la adición de nutrientes positivos, las productoras de ultraprocesados encuentran eficazmente la manera de esconder (pero nunca disminuir) los sorprendentes niveles de azúcar que abundan en sus productos. Y cuando se aplica el Nutri-Score el comprador jamás sabrá que está consumiendo un producto con altos niveles de azúcar, más bien se sentirá a gusto con su producto catalogado con una B en verde claro, que esconde una trampa.

Un ejemplo de este manejo es la línea BIO de los cereales Chocapic. Catalogados en la clasificación B de la escala de Nutri-Score, cualquier madre pensaría que este es un desayuno correcto para sus hijos. Pero en cada 100g de cereal encontramos 9g de proteína, 7,8g de fibra y 25g de azúcar. Los buenos porcentajes en materia de proteína y fibra opacan en cierto modo las cantidades de azúcar y le permiten obtener una buena valoración. Si en lugar del Nutri-Score al mismo producto se le aplicara el sistema de rotulado alimenticio por hexágonos el paquete tendría la advertencia “alto en azúcares”.

Otra debilidad es que Nutri-Score no establece niveles críticos cada 100g. Vale decir, si un ultraprocesado posee 25g de azúcar cada 100g no resulta un problema en sí y el ingrediente puede ser escondido mediante el suplemento de fibra o proteína, por ejemplo. Se pierde el parámetro cuando el otro sistema no tardaría en colocar un hexágono de advertencia de riesgo independientemente de la cantidad de proteína que este posea. Otro ejemplo ilustrativo: el yogurt Danone de fresa, que también logró mejorar su posicionamiento en el Nutri-Score al pasar de la categoría C a la B luego de disminuir su cantidad de azúcar de 12,5g a 11,9g.

“Natural”, “light”, “artesano” son palabras que la industria ha logrado instalar. Términos que nos hacen pensar que un producto es beneficioso para su salud. Sin embargo, detrás de  esos términos hay estrategias de venta e intereses, no la guía para  la alimentación diaria de un individuo.

El Nutri-Socre, que permite ocultar ingredientes y componentes dañinos, pareciera ser un nuevo avance del mercado. Lo respaldan las empresas que son dueñas de productos aultraprocesados. Tal vez por eso no informa al consumidor sino que lo pierde en un semáforo de cinco colores que no exponen la verdad con crudeza.

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