Con un osito tierno como bandera y entre panificados ultraprocesados cargados de azúcar y aditivos que se comen en todos los desayunos y meriendas, Bimbo avanza por las mesas de la región llevando un mensaje inesperado para quien no conoce la historia y la identidad de la compañía: labrando un futuro neoliberal y sin derechos para los trabajadores.
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