Sabemos que en el campo, en los laboratorios y academias, en las redes sociales y por la tele, en ciudades enormes y entre pueblos remotos, en las góndolas y en los platos: en América Latina estamos protagonizando una guerra por la comida. Un puñado de empresas nos quieren alimentar con sus productos de la mañana a la noche, del día uno a la vejez, y a la vez expandir los campos tóxicos que alimentan a sus marcas. En la línea del fuego está la sociedad, cada vez más enferma; el territorio, siendo despedazado; nuestra cultura, la que dio los mejores alimentos de la humanidad, volviéndose cada vez más cara y difícil. Hay millones invertidos para manipular nuestro cerebro a la luz de la antiverdad, crear nuevos clientes y sentar las bases ideológicas, políticas y espistémicas de un sistema que solo sirva a la expansión de la industria.

¿La defensa que desplegamos? Información.

Información veraz, sensible y profunda para construir una realidad más justa, democrática y diversa.

Queremos agruparnos, compartir, intercambiar, reportear y capacitarnos juntos. Unir a los y las periodistas que trabajan en defensa de la sociedad, los territorios, el derecho a la información y todo lo que está en riesgo por sistema alimentario que todo lo rompe.

Buscamos saltar el blindaje mediático que lograron las corporaciones con publicidad y precarización, generando recursos propios para dar a los periodistas eso que siempre escasea: tiempo y dedicación.

La comida es política y es hora de que el periodismo alimentario tome una posición valiente y lleve las noticias más allá de los lectores especializados.

Sabemos que trabajamos en asuntos conflictivos en contextos amenazantes, por eso es crucial articular e interconectar nuestros proyectos, nutrirnos y apoyarnos para poder ejercer nuestra profesión con el amor, el compromiso y la seguridad que necesitamos.