¿Cómo llegó a eso? Seguimos a esa fruta que fue tentación fundante hasta su presente químico y contradictorio. Seguimos su andar que desnuda al agronegocio: un modelo que se jacta de terminar con el hambre mientras nos aleja de los alimentos sanos, destruye la naturaleza y nos enferma. Un modelo donde además la gran industria paga menos impuestos que quien compra la manzana en la verdulería
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